LA ONU ESTABLECE EL ESTADO JUDIO DE PALESTINA
El 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General de las Naciones Unidas, reunida en Nueva York, aprobó la Resolución 181, la cual recomendaba un plan para resolver el conflicto entre judíos y árabes en la región de Palestina, que se encontraba en esos momentos bajo administración británica. El plan de la ONU proponía dividir la parte occidental del Mandato en dos Estados, uno judío y otro árabe, con un área, que incluía Jerusalén y Belén, bajo control internacional. La incapacidad del gobierno británico para llevar a cabo este plan, junto con la negativa de los países árabes de la región a aceptarlo, tuvo como consecuencia la guerra árabe-israelí de 1948 y los sucesivos enfrentamientos entre árabes y judíos que se mantienen hasta la actualidad.
Votos a favor Votos en contra Abstenciones Ausentes.Los 33 países (58%) que votaron a favor de la resolución 181 fueron: Australia, Bélgica, Bielorrusia, Bolivia, Brasil, Canadá, Checoslovaquia, Costa Rica, Dinamarca, República Dominicana, Ecuador, Estados Unidos, Filipinas, Francia, Guatemala, Haití, Holanda, Islandia, Liberia, Luxemburgo, Nueva Zelanda, Nicaragua, Noruega, Panamá, Paraguay, Perú, Polonia, Suecia, Sudáfrica, URSS, Ucrania, Uruguay y Venezuela.
Los 13 países (23%) que votaron contra la Resolución 181 fueron: Afganistán, Arabia Saudí, Cuba, Egipto, Grecia, India, Irán, Irak, Líbano, Pakistán, Siria, Turquía y Yemen.
Los países que se abstuvieron fueron 10 (el 18%): Argentina, Colombia, Chile, China, El Salvador, Etiopía, Honduras, México, Reino Unido y Yugoslavia. Tailandia estuvo ausente en la sesión plenaria.
Entonces, cuando apenas había comenzado la descolonización de África, 57 estados eran miembros de las Naciones Unidas (actualmente son 193). El mayor bloque lo constituían los 20 estados iberoamericanos, seguido de los países árabes e islámicos (diez), los de Europa Occidental (ocho) y los comunistas (seis).
La mayoría (13) de los 20 países iberoamericanos votó a favor de la partición. Seis países se abstuvieron y solo uno (Cuba, bajo la presidencia de Ramón Grau San Martín) votó en contra.
Los diez países árabes o islámicos votaron unánimemente en contra.
Cinco estados comunistas votaron a favor de la partición, con la abstención de Yugoslavia.
Apenas dos semanas después de aprobarse la resolución de la ONU, en una reunión pública celebrada el 17 de diciembre, la Liga Árabe aprobó otra resolución que rechazaba frontalmente la de la ONU y en la que advertía que, para evitar la ejecución del plan de partición, emplearía todos los medios a su alcance, incluyendo la intervención armada. La amenaza árabe, que finalmente cumplió, no tuvo ninguna respuesta por parte de Naciones Unidas.
El Reino Unido se negó a aplicar el plan de partición, argumentado que era inaceptable para las dos partes implicadas. Además rechazó compartir la administración de Palestina con las Naciones Unidas durante el periodo de transición recomendado por el plan, y abandonó Palestina el 15 de mayo de 1948, fecha en que expiraba el mandato británico y un día después de que David Ben Gurión leyese la Declaración de independencia de Israel en el Museo de Tel Aviv (adelantada un día de la salida del alto comisario británico para que no coincidiese con el sabbat). En esa misma sesión del Consejo del Pueblo se aprovechó para derogar las leyes represivas y antiinmigratorias del Mandato Británico, que limitaban la emigración de judíos a Palestina.
Fuera de Palestina y del mundo árabe, el nacimiento del Estado judío encontró un apoyo universalmente favorable, tanto en Occidente como en el bloque del Este. La Liga Árabe, sin embargo, a través de su secretario general, Azzam Pachá, lanzó esta advertencia anunciando la inminente invasión árabe: «Será una guerra de exterminio, una terrible matanza, comparable a los estragos de los mongoles y a las Cruzadas.» El futuro jefe de la resistencia palestina, Ahmed Chukeiry, afirma que la invasión tiene como objetivo «la eliminación del Estado hebreo» y la universidad islámica de El Cairo proclama la guerra santa contra el sionismo. En la noche del 15 de mayo de 1948, los ejércitos de Egipto, Transjordania, Siria, Líbano e Irak cruzaron las fronteras y comenzaron la invasión del Estado de Israel. La primera guerra árabe-israelí había comenzado.
Los 13 países (23%) que votaron contra la Resolución 181 fueron: Afganistán, Arabia Saudí, Cuba, Egipto, Grecia, India, Irán, Irak, Líbano, Pakistán, Siria, Turquía y Yemen.
Los países que se abstuvieron fueron 10 (el 18%): Argentina, Colombia, Chile, China, El Salvador, Etiopía, Honduras, México, Reino Unido y Yugoslavia. Tailandia estuvo ausente en la sesión plenaria.
Entonces, cuando apenas había comenzado la descolonización de África, 57 estados eran miembros de las Naciones Unidas (actualmente son 193). El mayor bloque lo constituían los 20 estados iberoamericanos, seguido de los países árabes e islámicos (diez), los de Europa Occidental (ocho) y los comunistas (seis).
La mayoría (13) de los 20 países iberoamericanos votó a favor de la partición. Seis países se abstuvieron y solo uno (Cuba, bajo la presidencia de Ramón Grau San Martín) votó en contra.
Los diez países árabes o islámicos votaron unánimemente en contra.
Cinco estados comunistas votaron a favor de la partición, con la abstención de Yugoslavia.
Reacciones al plan
La mayoría de los habitantes judíos celebraron el plan para la creación de un estado judío, pero criticaron la falta de continuidad territorial del mismo, dividido en tres zonas separadas por vértices que lo hacían muy poco viable (y difícil de defender), al igual que el territorio asignado a los árabes. Los líderes árabes se opusieron al plan argumentando que violaba los derechos de la población árabe, la cual en ese momento representaba el 67% de la población total (1.237.000 habitantes), criticando además que la mayor parte del territorio (el 54%, incluyendo el desierto del Néguev, que suponía el 45% de la superficie de todo el país) se adjudicaba al Estado judío, que consistía en el 33% de la población.Apenas dos semanas después de aprobarse la resolución de la ONU, en una reunión pública celebrada el 17 de diciembre, la Liga Árabe aprobó otra resolución que rechazaba frontalmente la de la ONU y en la que advertía que, para evitar la ejecución del plan de partición, emplearía todos los medios a su alcance, incluyendo la intervención armada. La amenaza árabe, que finalmente cumplió, no tuvo ninguna respuesta por parte de Naciones Unidas.
El Reino Unido se negó a aplicar el plan de partición, argumentado que era inaceptable para las dos partes implicadas. Además rechazó compartir la administración de Palestina con las Naciones Unidas durante el periodo de transición recomendado por el plan, y abandonó Palestina el 15 de mayo de 1948, fecha en que expiraba el mandato británico y un día después de que David Ben Gurión leyese la Declaración de independencia de Israel en el Museo de Tel Aviv (adelantada un día de la salida del alto comisario británico para que no coincidiese con el sabbat). En esa misma sesión del Consejo del Pueblo se aprovechó para derogar las leyes represivas y antiinmigratorias del Mandato Británico, que limitaban la emigración de judíos a Palestina.
Fuera de Palestina y del mundo árabe, el nacimiento del Estado judío encontró un apoyo universalmente favorable, tanto en Occidente como en el bloque del Este. La Liga Árabe, sin embargo, a través de su secretario general, Azzam Pachá, lanzó esta advertencia anunciando la inminente invasión árabe: «Será una guerra de exterminio, una terrible matanza, comparable a los estragos de los mongoles y a las Cruzadas.» El futuro jefe de la resistencia palestina, Ahmed Chukeiry, afirma que la invasión tiene como objetivo «la eliminación del Estado hebreo» y la universidad islámica de El Cairo proclama la guerra santa contra el sionismo. En la noche del 15 de mayo de 1948, los ejércitos de Egipto, Transjordania, Siria, Líbano e Irak cruzaron las fronteras y comenzaron la invasión del Estado de Israel. La primera guerra árabe-israelí había comenzado.
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