sábado, 1 de febrero de 2014

LAS CANDELAS - LA CANDELARIA - 2 DE FEBRERO

LA CANDELARIA  - 2 DE FEBRERO
 
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Nuestra Señora de la Candelaria es una advocación mariana de la Iglesia católica. Su imagen se encuentra en el camarín de la Basílica de Nuestra Señora de la Candelaria, en el municipio de Candelaria en Tenerife (Islas Canarias, España).
La imagen es venerada en el Archipiélago Canario, especialmente en la isla de Tenerife (lugar de su aparición), donde es conocida popularmente como La Morenita, es la Patrona de Canarias,siendo una de las siete Patronas de las Comunidades Autónomas de España. La Virgen de Candelaria es conocida como el "tesoro más grande" del Archipiélago Canario.[7]
El relato canónico de la aparición a los aborígenes guanches de la imagen de la Virgen de Candelaria en las Islas Canarias fue escrito en 1594 por el religioso e historiador español Fray Alonso de Espinosa, dicho relato aparece contenido en dos libros, siendo de hecho los libros impresos más antiguos que tratan sobre las Islas Canarias.
Hoy en día la Virgen de Candelaria es un símbolo para Canarias su culto se extendió por diferentes ciudades y países del Nuevo Mundo, en lugares con alguna importante colonia de canarios donde suele usarse para representar al Archipiélago Canario. Se considera que la imagen aparecida a los guanches fue la que dio inicio a la proliferación de imágenes con la advocación de "La Candelaria" en el mundo principalmente gracias a la emigración canaria.
 
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La historia de esta advocación está unida íntimamente a la historia de las Islas Canarias, especialmente de la isla de su aparición, Tenerife. No hay acuerdo sobre el año de la aparición, pero la opinión mayoritaria es que apareció en la desembocadura del barranco de Chimisay, en el municipio canario de Güímar, 95 años antes de la conquista de Tenerife, es decir aparecería del 1392 al 1401. Es por tanto la primera aparición mariana de Canarias. Fray Alonso de Espinosa describió la historia en 1594.
Según la leyenda relatada por Fray Alonso de Espinosa, iban dos pastores guanches a encerrar su ganado a las cuevas cuando notaron que el ganado se remolinaba y no quería entrar. Buscando la causa miraron hacia la desembocadura del Barranco de Chimisay y vieron sobre una peña, casi a la orilla del mar, la figura de una mujer que creyeron animada. Como estaba prohibido a los hombres hablar o acercarse a las mujeres en despoblado, le hicieron señas para que se retirase a fin de que pasase el ganado. Pero al querer ejecutar la acción, el brazo se le quedó yerto y sin movimiento. El otro pastor quiso herirla con su cuchillo. Pero en lugar de herirla, quedó herido el mismo. Asustados, huyeron los dos pastores a Chinguaro, la cueva-palacio del mencey Acaymo, para referirle lo acontecido. El mencey acudió con sus consejeros. Ella no respondía pero nadie se atrevía a tocarla. El mencey decidió que fuesen los mismos dos pastores ya heridos quienes la recogieran para llevarla al palacio. Ellos, al contacto con la imagen, quedaron sanados. El mencey comprendió que aquella mujer con un niño en brazos era cosa sobrenatural. El mismo rey entonces quiso llevarla en sus brazos, pero después de un trecho, por el peso, necesitó pedir socorro. Es así que en lugar de la aparición hay hoy día una cruz y en el lugar donde el mencey pidió socorro, un santuario a Nra. Señora del Socorro.
La llevaron a una cueva cerca del palacio del rey hoy convertida en capilla. Más tarde un joven llamado Antón, que había sido tomado como esclavo por los castellanos y había logrado escapar y regresar a su isla, reconoció en la imagen milagrosa a la Virgen María. Él, habiendo sido bautizado le relató al mencey y a su corte la fe cristiana que él sostenía. Así llegaron a conocer a la Virgen María como "La Madre del sustentador del cielo y tierra" (Guanche: Axmayex Guayaxerax Achoron Achaman o Chaxiraxi) y la trasladaron a la Cueva de Achbinico (detrás de la actual Basílica de Candelaria) para veneración pública.

 
Cuadro del siglo XVIII que representa a la Virgen junto a los dos pastores guanches y el mencey Acaimo de Güímar. La pintura se encuentra en la Ermita de las Angustias en el municipio de Icod de los Vinos en el norte de Tenerife.
 
 
 
La imagen es de más o menos 5 palmos de altura (aproximadamente 1 metro), contando con la peana en que apoyaba los pies. Su posición era de pie, con la cabeza recta y mirando al frente, teniendo en el brazo derecho al Niño Dios, desnudo, las piernecitas dobladas y los brazos también. Aprisionaba por las alas un dorado pajarito de moñita o peineta, y por último, la Imagen del Niño tenía la cabeza ladeada a la derecha y miraba a algo que estaba a los pies de la Madre. El brazo izquierdo de la Virgen, en posición inverosímil, sostenía al Niño, y en la mano izquierda, que se presentaba en posición cerrada y muy natural, tenía un trozo de vela como un jeme de color verde, que daba a entender podía aumentarse con otro, a voluntad, y por último apoyaba las plantas de los pies sobre una tabla redonda o peana, como de cuatro centímentros de alto, pintada de color encarnado, descubriendose la parte externa del pie izquierdo que salía un poco del diámetro de la peana. La indumentaria constituíala una túnica dorada, imitando el color amarillo, desde el cuello hasta los pies, haciendo el talle un cinturón cerrado, azul, como de dos centímentros de altura. El manto, también azul obscuro, salpicado de flores de color de oro, calíale desde los hombros por uno y otro lado del cuerpo, sujetándolo sobre el pecho una traba cuerda encarnada. La parte del pie que se dejaba ver por los bajos de la túnica, presentaba calzado un chaplín cerrado, de color encarnado. La cabeza de la Santa Imagen adornába la hermosa cabellera partida a la mitad, cayendo sobre los hombros en seis ramales tendidos por la espalda. El rostro muy proporcionado a la estatura, era ligeramenmte ovalado, adornado por rasgados ojos, boca pequeña y bien plegada y con unas hermosas rosas en las mejillas. La Imagen esta adornada en el cuello del vestido, cinturón en los extremos de las mangas y al pie de la túnica con unas letras, que aún en la actualidad, no ha podido entenderse su significado.
 
 
 
"Virgen de Candelaria,
La más bonita, la más morena,
la que tiende su manto
desde la cumbre hasta la arena."

 
 
 
 
 
 
 
 

Himno de la Virgen de Candelaria

"Salve, salve, Virgen morenita,
dulce madre del divino amor,
clara estrella de esperanza nuestra,
luz que irradia del eterno sol.

De Canarias la Patrona excelsa
nuestras islas con fervor te aclaman,
y admirando tu piadoso influjo,
Madre y Reina con amor te llaman.

Tu candela nos alumbra y guía
por la senda de la fe más alta,
como un faro que señala al mundo
los caminos de la Eterna Patria.

Templo abierto diéronte las cumbres
y de arena bello ser la playa,
blanco perla tu dosel las nubes
y su arrullo las marinas aguas.

Candelaria, pueblo venturoso,
relicario de tu imagen santa,
horno y centro del amor isleño,

cuna y fuente de la fe canaria."

 
LA CANDELARIA DE MOYA
 
 
 
 
DIA 2 DE FEBRERO 
 
 El día grande de las fiestas de la Candelaria congrega a cientos de personas en la Procesión de Las Candelas, la chocolatada popular y el Encuentro de Solistas. La Villa de Moya celebró hoy sábado, 2 de febrero, el día grande de las fiestas en honor a Nuestra Señora de la Candelaria, con numerosos actos y convocatorias que congregaron a los vecinos en las calles principales del pueblo durante toda la jornada. Desde primera hora del día, los participantes en la peregrinación desde Fontanales a Moya recorrieron las veredas del Barranco del Laurel, en un trayecto de 12 kilómetros de especial belleza que atraviesa uno de los rincones más imponentes de la Villa Verde, en el tramo alto del Barranco de Moya, desde las aguas de Fontanales hasta la Reserva Natural Especial de Los Tilos. En la calle Miguel Hernández, la principal del casco urbano, los más pequeños pudieron disfrutar durante toda la mañana de juegos y atracciones infantiles, además de diversas actividades deportivas pensadas para disfrutar del día de fiesta con toda la familia. La excelente climatología reinante a lo largo de toda la jornada ayudó a convertir la calle en el escenario ideal para que los niños pasaran un rato inolvidable. Ya por la tarde, tras la solemne celebración de la eucaristía en la Iglesia de la Candelaria, se celebró la singular Procesión de Las Candelas, un acto religioso de especial recogimiento que tiene mucho significado para los moyenses, por su profundo arraigo histórico generación tras generación. Iluminada por la luz de las velas, la imagen de la Virgen de Candelaria recorrió las principales calles del pueblo acompañada por cientos de fieles. Al finalizar el acto religioso, los vecinos pudieron disfrutar de una entrañable chocolatada popular, una tradición de antaño en todos los acontecimientos festivos que se solían celebrar en Moya y que había quedado olvidada con el paso del tiempo. Hacía casi cuarenta años que no se organizaba una. Este año, gracias a la colaboración de un grupo de vecinos, entre ellos algunas de las mujeres que se encargaban de ello en la década de 1970, el Ayuntamiento de la Villa de Moya decidió recuperar la tradición, lo que hizo evocar los viejos tiempos y los sabores del chocolate de las abuelas entre los más veteranos del lugar. Las maestras chocolateras fueron Fina Melián, María Teresa Herrera y Reyes Santana Falcón, asistidas por Antonio Sánchez Rivero. -
 
 
 
 
A la izquiera, la Virgen de Candelaria antes de su restauración. A la derecha, la Virgen de Candelaria en la actualidad.

La imagen de la Patrona de Moya, Nuestra Señora de la Candelaria, ha compartido gran parte de las vicisitudes y alegrías de los moyenses. Y también ha sido protagonista de algunas anécdotas.

La talla, originaria del siglo XV y de autor anónimo, se encuentra en el interior de la iglesia a la que da nombre, donde se conserva un grupo de esculturas de interés histórico artístico que rememoran el esplendor de la iglesia y las donaciones realizadas por sus hijos a la parroquia.

La efigie de La Candelaria, dada su antigüedad, ha tenido que ser sometida a distintas restauraciones. La última el 1 de junio de 1987, cuando después del permiso reglamentario del Obispado, se traslada a la capital para su recuperación. El trabajo estuvo a cargo del imaginero José Paz Vélez, venido a la Isla por invitación del Obispo anterior José Antonio Infantes Florido.

Terminó de restaurarla en los primeros días de enero de 1988, y hasta que comenzó la Novena, estuvo expuesta al público sin sus ropas. Costó la restauración 6.611 euros (un millón cien mil pesetas). Y como anécdota hubo quien decía que la imagen había sido cambiada por otra, y quienes veían con penar que se le volviera a poner ropajes.

Pero, dado que una inmensa mayoría quería verla como siempre, ha seguido vistiéndose la imagen.




Y es que Moya surge como núcleo de población, tal y como hoy lo entendemos, tanto por razones sociales como de carácter religioso. El crecimiento de la población permitió a la Villa adquirir su condición de pueblo, y contar con párroco y alcalde. La ermita construida a fines del siglo XV, de reducido tamaño y materiales de piedra y barro con techo a dos aguas, una pequeña campana y planta de una nave, fue reemplazada en 1673 por una nueva iglesia que, aunque sometida a varias reconstrucciones, permaneció en pie hasta su sustitución por el actual templo a mediados del siglo XX. El 18 de abril de 1515, el obispo Vázquez de Arce la convirtió en parroquia, con su párroco y permitiendo el establecimiento de una escuela de primeras letras a cargo del sacristán hasta la fundación de la primera escuela pública. El alcalde no fue nombrado hasta fines del siglo XVI.


 
 
 
 
 Ntra Sra de Candelaria. Patrona del Barrio de Mirca.
 Sc de La Palma
 
 
 

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