Torre del Oro, Torre de la Plata y Torre del Bronce.
Torre del Oro
Edificada en 1.221-1.222 por orden del gobernador
almohade Abud el Olá, durante los últimos momentos de los reinos de Taifas, su
nombre original era bury al-dahab, en referencia al destello dorado de los
azulejos que la decoraban, que se reflejaban en el río.
Es una torre albarrana de doce lados, que cerraba el paso
al Arenal mediante un tramo de muralla que la unía con la Torre de la Plata (de
diez lados), con otra torre que no existe actualmente (de ocho lados), con la
torre de Ab-del-aziz (de seis lados), con la torre de Santo Tomás (de cuatro
lados) y llegaba finalmente al Alcázar. No se puede negar que el álgebra tenía
gran importancia en las edificaciones almohades
La Torre del Oro tenía una enorme importancia
estratégica. Defendía y vigilaba el río, principal entrada comercial de
mercancías y defendía el puente de barcas que comunicaba la ciudad con Triana y
permitía la llegada de víveres desde el Aljarafe sevillano. Para ello, disponía
de una gruesa cadena que cruzaba el río y se sujetaba a la Torre de la Fortaleza
(ya inexistente) en la orilla de Triana. Esta cadena fue la que partieron los
marinos de Ramón Bonifaz en 1.248 con la flota de la Reconquista. Para ello se
usaron dos naves pesadamente lastradas con piedras y provistas en sus proas de
sierras de acero, impulsadas por remeros que, evitando los proyectiles que les
arrojaban desde ambas torres, impactaron contra la cadena, rompiéndola y
destruyendo el puente de barcas, cortando de ese modo la llegada de suministros
desde el Aljarafe a la sitiada Sevilla.
La leyenda cuenta que la Torre del Oro era el “picadero”
de Pedro I. Allí llevaba a las damas que cortejaba, la más célebre de las cuales
fue doña Aldonza, (hermana de doña María Coronel), que vivía permanentemente en
la Torre del Oro, mientras que la esposa, María de Padilla, habitaba en el
Alcázar.
PUENTE DE TRIANA
Posteriormente, el monumento pasó a ser capilla dedicada
a San Isidoro de Sevilla y prisión de personajes de la nobleza.
La Torre del Oro tenía una enorme importancia
estratégica. Defendía y vigilaba el río, principal entrada comercial de
mercancías y defendía el puente de barcas que comunicaba la ciudad con Triana y
permitía la llegada de víveres desde el Aljarafe sevillano. Para ello, disponía
de una gruesa cadena que cruzaba el río y se sujetaba a la Torre de la Fortaleza
(ya inexistente) en la orilla de Triana. Esta cadena fue la que partieron los
marinos de Ramón Bonifaz en 1.248 con la flota de la Reconquista. Para ello se
usaron dos naves pesadamente lastradas con piedras y provistas en sus proas de
sierras de acero, impulsadas por remeros que, evitando los proyectiles que les
arrojaban desde ambas torres, impactaron contra la cadena, rompiéndola y
destruyendo el puente de barcas, cortando de ese modo la llegada de suministros
desde el Aljarafe a la sitiada Sevilla.
La leyenda cuenta que la Torre del Oro era el “picadero”
de Pedro I. Allí llevaba a las damas que cortejaba, la más célebre de las cuales
fue doña Aldonza, (hermana de doña María Coronel), que vivía permanentemente en
la Torre del Oro, mientras que la esposa, María de Padilla, habitaba en el
Alcázar.
Posteriormente, el monumento pasó a ser capilla dedicada
a San Isidoro de Sevilla y prisión de personajes de la nobleza.
Vista de la Catedral. En primer plano, la Torre de la Plata.
Con el paso de los años, el abandono se cebó con la
Torre. Así llegó al siglo XVI en un ruinoso estado, lo que obligó a realizar una
importante obra de consolidación. Gracias a ella, pudo alcanzar el siglo XVIII,
en el que el terrible terremoto de Lisboa (1.755) sacudió a la ciudad y afectó
gravemente a la Torre.
Fueron momentos críticos para su futuro. En 1.760 se
arreglaron los desperfectos macizando la planta inferior de la torre,
reforzándola con escombros y mortero, y dejando la puerta del paso de ronda de
la muralla como puerta de acceso principal. Ese mismo año se construyó el cuerpo
cilíndrico superior, obra del ingeniero militar Sebastián Van der Borcht,
artífice también de la Real Fábrica de Tabacos. Estas obras cambiaron el aspecto
de la torre respecto al que puede observarse en grabados de los siglos XVI o
XVII. Aunque se había llegado a plantear por el asistente Marqués de Monte Real
su demolición para ensanchar el paseo de coches de caballo y a efectos de dejar
el paso de San Telmo al Puente de Triana más derecho, la fuerte oposición del
pueblo de Sevilla, que llegó hasta el rey, impidió que se cometiera tal
destrozo.
Otra posterior
amenaza de muerte le vino de manos de la Revolución de 1.868, cuyos artífices,
con la excusa de que las murallas encorsetaban la ciudad e impedían su
crecimiento, apresuraron la demolición de los lienzos de murallas, poniendo los
restos a la venta para aprovechar sus materiales de derribo. Nuevamente la
oposición popular fue la que provocó que la Torre perdurara. Fue restaurada en
1.900 por el ingeniero Carlos Halcón.
Arquitectónicamente, la Torre del Oro, mide 15,20 metros
de diámetro y 36,75 metros de altura. Consta de tres cuerpos de argamasa siendo
el inferior dodecagonal. El primer cuerpo almohade forma tres pisos que se
reparten por medio de arcos semicirculares en tramos alternados, cuadrados y
triangulares, cubiertos por bóvedas de arista. Sobre este primer cuerpo, se
eleva otro de ocho metros y medio de altura y tres de anchura, hexagonal desde
abajo, pero dodecagonal al asomar al exterior. En 1.760, como comentaba antes,
se macizó, dejando sólo un hueco cilíndrico para la escalera de caracol que sube
a la terraza. Fue entonces cuando se erigió la linterna circular que forma el
tercer cuerpo.
Existen teorías que interpretan la
planta dodecagonal como una representación de la Rosa de los Vientos vitruviana.
Cada faceta del prisma ofrece un aspecto distinto según sea par o impar,
variando el orden de ventanas, balcones y saeteras. La decoración exterior es
muy sobria. Los dos primeros cuerpos conservan, de su inicial inclusión en la
muralla, las almenas. La decoración del segundo cuerpo fue restaurada hacia
1.900 y presenta más complejidad: arcos ciegos de herradura, encuadrados por
otros lobulares, alternados con arquillos gemelos. Es uno de los primeros
edificios de la Península con decoración cerámica. Este material se utilizó
también en la construcción del tercer cuerpo que está cubierto de azulejos
dorados. Aparte de las cualidades estéticas, la Torre del Oro tuvo una verdadera
importancia defensiva al controlar el paso entre la ribera del río y el Arenal
por su situación central, autónoma del exterior, altura y dominio del terreno.
Bien dotada de arqueros y soldados, era una torre casi
inexpugnable.
El 21 de marzo de 1.936 se dispuso la instalación en la
torre del Museo Naval por orden del Ministerio de Marina. En septiembre de 1.942
comenzaron las obras de restauración, durante las cuales se mejoraron el aspecto
de la fachada y se habilitaron dos plantas para la exhibición del museo y la
tercera para alojar investigadores. Se inauguró el 24 de julio de 1.944, para lo
cual se llevaron 400 piezas del Museo Naval de Madrid. El museo muestra en la
actualidad diversos instrumentos antiguos de navegación y maquetas, además de
documentos históricos, grabados y cartas náuticas, mostrando la relación de la
ciudad de Sevilla con el río Guadalquivir y el mar.
En 2.005 fue nuevamente
restaurada, encontrándose que el brillo que daba nombre a la Torre, que hasta
entonces se atribuía a un revestimiento de azulejos, era en realidad producido
por una mezcla de mortero de cal y paja prensada.
Hoy en día, la Torre del Oro es tan emblemática para
Sevilla como la mismísima Giralda.
Torre de
la
Plata.
Es una torre octogonal construida en el siglo
XIII por los almohades, situada en la calle Santander, y que formaba parte de
las murallas de la ciudad, como comentaba anteriormente. Cuando Fernando III
conquistó la ciudad fue rebautizada como Torre de la Victoria , aunque popularmente
conservó siempre el nombre de Torre de la Plata.
n 1.868 quedó totalmente aislada de
Muy recientemente (29 de junio de 2.012) se ha
descubierto en el edificio correspondiente al número uno de la calle Santander,
que antiguamente formaba parte de la Casa de la Moneda, una nueva torre. Durante
las obras de remodelación del local, que iba a ser acondicionado como
restaurante, el arquitecto Gregorio Mora descubrió una torre no documentada, de
sección cuadrada y que se ha datado entre finales del siglo XI y principios del
XII, es decir, más antigua que la propia Torre del Oro.
Probablemente, formaba parte de la muralla defensiva que,
como hemos comentado anteriormente, discurría entre el Alcázar y la Torre del
Oro, con el fin de defender las incursiones fluviales. El nombre que se le ha
impuesto a la nueva torre es obvio: Torre del Bronce. Estaremos atentos a
nuevas informaciones.
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